Dado que el objetivo
inmediato del equipo durante un partido de básquetbol es marcar tantos, el
lanzamiento o tiro á cesto es la culminación una buena ofensiva, ya
sea individual o colectiva. El lanzamiento es el acto de lanzar el
balón al cesto contrario buscando un enceste. Es necesario que el
jugador conozca las diferentes técnicas y las desarrolle mediante el
entrenamiento y la práctica, lo que le proporcionará la confianza y
serenidad que requiere el lance.
Un buen encestador es importante en un
equipo, pero no olvidemos que también lo es un buen defensa ya que
por las mismas reglas del juego la victoria no es solamente para
aquel que anota más sino además para el que menos tantos permite.
Podemos considerar el lanzamiento desde dos
aspectos, uno es el psicológico, en el cual intervienen diversos
factores decisivos para la superación del movimiento; otros son los
factores físicos, controlables mediante una buena preparación.
Entre los factores psicológicos debemos
estudiar:
La actitud del jugador. El jugador debe
tener una actitud positiva ante el juego, con deseos de ganar. Todo
esfuerzo a medias produce jugadas mediocres o tímidas que no
conducen sino al fracaso. Especialmente en el lanzamiento, la
voluntad de vencer y la ambición de superación del jugador son
factores positivos determinantes y deben ser tomados muy en cuenta
por el entrenador.
Dentro del estado de ánimo del jugador deben
considerarse además condiciones tales como la superstición, la ira,
el temor y la falta de confianza. La superstición se asocia con el
miedo y la ignorancia, por ejemplo, algunos jugadores consideran
ciertas circunstancias como signos de mala suerte: algunos días de
la semana, ciertas fechas, algunas características de la cancha,
etc., reflejando negativamente en su juego esa circunstancia.
El temor se manifiesta, por ejemplo ante la
forma del adversario o de un determinado jugador del equipo
contrario, lo cual suscita una tensión capaz de perjudicar la
coordinación muscular.
La falta de confianza malogra la
concentración del jugador y hace que de antemano se sienta
derrotado, impidiéndole lanzar a cesto o realizar alguna jugada con
total acierto.
Un jugador dominado por la ira no se relaja
lo necesario ni tiene tranquilidad para pensar y coordinar sus
movimientos. Podemos decir también que un jugador iracundo no se
concentra lo suficiente ni está participando totalmente del juego
como se requiere.
Existen otros factores que interfieren al
momento del lanzamiento tales como los espectadores, la cancha, la
calidad del adversario.
Los gritos o comentarios de las multitudes,
así como los ruidos tridentes o repentinos, pueden distraer la
atención del jugador y hacer que falle un tiro.
El jugador debe adaptarse a las condiciones
que pueda presentar el terreno de juego (diferentes tipos de
tableros, cestos diferentes, distintos tipos de iluminación) y que
pueden ser un obstáculo para el desarrollo de su mejor juego. Es
imprescindible que el jugador haga un reajuste físico y emocional a
las condiciones bajo las cuales se encuentra.
En todo lo dicho anteriormente la figura del
entrenador resulta importantísima, pues es la persona indicada para
facilitar al jugador soluciones que le permitan solventar este tipo
de problemas.
Es importante para el jugador la capacidad
de concentración posea y la confianza que le dan sus conocimientos y
su experiencia.
Puede considerarse la concentración como una
disciplina que permite al jugador no distraer su mente del acto
mismo que va a realizar. La práctica en condiciones similares a las
de un partido desarrolla esta condición hasta el punto de hacer al
jugador inmune a cualquier distracción.
Junto al concepto de tranquilidad cabe
señalar la capacidad o habilidad para lograr una buena relajación
muscular, evitando todo tipo de tensiones negativas, ocupando la
mente únicamente en lo relacionado con el enceste.
El aspecto físico está íntimamente ligado a
lo anteriormente descrito. Unas buenas condiciones físicas deben
estar unidas a un espíritu sanamente combativo.
Entendemos por facultades físicas las
resultantes del funcionamiento de todos los órganos del cuerpo
(músculos y nervios). Es necesario un buen tono muscular para
alcanzar la adecuada coordinación entre mente y músculos. Un jugador
con sus facultades físicas al máximo tendrá mayor resistencia,
eficiencia y precisión en su juego.
Existen diversos factores que merman las
facultades físicas. Entre otros, podemos mencionar el sueño, el
cansancio, las lesiones, la dieta, la falta de un buen
pre calentamiento y el sobre entrenamiento.
Un jugador debe dormir lo suficiente de lo
contrario el poco descanso le impedirá un total relajamiento
muscular y como consecuencia su coordinación se hará menos efectiva.
Un jugador cansado no ha eliminado de su cuerpo todas las toxinas
necesarias. Los músculos no están entonces en su mejor condición
restándole agilidad y precisión a sus actos y propiciando las
lesiones. Podemos agregar que un músculo lesionado no responde en la
forma deseada.
El jugador debe alimentarse debidamente y no
comer en horas próximas a un encuentro pues sus condiciones físicas
se verán disminuidas. También se considera que el alcohol y el
tabaco son negativos para la buena condición física de un jugador.
El alcohol, lo mismo que el tabaco, afecta los nervios y modifica
las facultades psíquicas y físicas.
Es imprescindible que los jugadores realicen
un buen calentamiento antes de iniciar el partido
(precalentamiento). Los músculos fríes no responden bien a los
impulsos nerviosos, por lo tanto es necesario lograr una buena
circulación de sangre que los caliente.
Un jugador sobre entrenado corre el riesgo de
caer en momentáneos bloqueos mentales resultantes del cansancio
físico y mental acumulado, lo cual lo perjudica enormemente en
situaciones tan precisas como por ejemplo: el lanzamiento de tiros
libres.
Al analizar el rendimiento de un jugador,
deben considerarse además otros factores que le son ajenos, tales
como las condiciones ce temperatura e iluminación de la cancha.
Canchas muy frías ocasionan rigidez
muscular, mientras que una temperatura muy elevada provoca
dificultades respiratorias. (La temperatura más adecuada para la
práctica del baloncesto es, aproximadamente, de 15 grados
centígrados).
La iluminación puede causar ilusiones
ópticas (sombras y distorsión en las distancias) en detrimento de la
precisión de tiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario